Rinoplastia
La nariz tiene un protagonismo principal en el conjunto estético de la cara debido fundamentalmente a su ubicación en el centro de la misma y a su proyección, que la convierte en un elemento anatómico muy visible en una visión de perfil. En ocasiones, su tamaño o forma pueden alejarse de lo que entendemos por una nariz bonita o atractiva, o estar en desproporción con el resto de rasgos faciales y comprometer de esa manera la armonía global de la cara. Esto hace que algunas personas no se encuentran cómodas con el aspecto de su nariz y consulten al cirujano plástico para su corrección.
La nariz tiene una estructura tridimensional compleja formada por un conjunto de huesos, cartílagos y músculos que determinan su tamaño, forma y dinámica. Todos los elementos que componen la estructura de la nariz deben guardar unas determinadas proporciones entre sí. Además, es preciso conocer que cualquier modificación quirúrgica en uno de estos elementos puede influir en los restantes. Por ello, la cirugía de la nariz exige un análisis profundo preoperatorio de todos los elementos estructurales que la componen así como de su cobertura cutánea, con el fin de establecer las modificaciones que queremos realizar durante la cirugía.
La rinoplastia o cirugía de la nariz es la técnica quirúrgica que permite corregir los defectos estéticos y funcionales de la nariz. En definitiva, la rinoplastia permite eliminar la giba dorsal (caballete), estrechar la pirámide nasal, elevar y definir la punta nasal así como aumentar o reducir su proyección. Además, si se asocia una septoplastia o cirugía del tabique nasal, se pueden corregir los problemas funcionales de respiración al mismo tiempo que obtenemos injertos de cartílago útiles para corregir ciertas alteraciones estéticas. Por tanto, la rinoplastia o rinoseptoplastia debe ser siempre entendida como una cirugía con dos propósitos indisociables, uno estético y otro funcional. Existen fundamentalmente dos tipos de rinoplastia: abierta y cerrada. La rinoplastia abierta permite, a través de una pequeña incisión en la columela, levantar la piel que cubre la nariz y exponer de esta manera la estructura ósea y cartilaginosa sobre la que debemos trabajar. Esta modalidad nos permite visualizar de forma directa los elementos que constituyen la estructura nasal y modificarlos con resultados predecibles. La mayoría de las rinoplastias actuales se realizan mediante un abordaje abierto. En casos de poca dificultad en los que no es necesario un tratamiento en profundidad de toda la estructura nasal, la rinoplastia cerrada mediante incisiones no visibles dentro de la nariz puede ser suficiente. En cualquier caso, la rinoplastia debe respetar la naturalidad y proporción, evitando a toda costa los rasgos típicos de una nariz operada y artificial, como un exceso de rotación de la punta nasal (“nariz de cerdito”) o una sobreresección de dorso nasal (“nariz en tobogán”).