Lifting facial
El envejecimiento facial ocasiona una pérdida progresiva de volumen debido a una resorción ósea y una atrofia de partes blandas, lo que ocasiona una reducción en la proyección del tercio medio facial y por tanto de uno de los rasgos propios de la juventud. Los acúmulos grasos de la cara disminuyen, y con ello la piel pierde soporte y se vuelve flácida. Además, esta pérdida de soporte hace que la piel se arrugue, se descuelgue y aparezcan los rasgos típicos de la edad avanzada como son el descolgamiento de la mejilla con un surco nasogeniano muy marcado, el descolgamiento de la piel en la línea mandibular o la aparición de la papada. Estos signos del envejecimiento aparecen de forma progresiva y a una edad variable que puede oscilar entre los 30 y los 50 años. La exposición a radiación ultravioleta o los cambios de peso pueden acelerar su aparición.
El lifting facial y cervical es una técnica quirúrgica de rejuvenecimiento cérvico-facial que permite corregir el descolgamiento de los tejidos, la flacidez cutánea y la pérdida de volumen, mediante una tracción y suspensión del sistema músculo-aponeurótico que se encuentra por debajo de la piel de la cara. El lifting cérvico-facial exige un diagnóstico previo muy preciso de los signos de envejecimiento de cada paciente, ya que no todas las personas envejecen de la misma manera o al mismo ritmo. Además, en muchas ocasiones es recomendable combinar el lifting facial con otras técnicas de rejuvenecimiento como son la blefaroplastia, el relleno facial con grasa o la liposucción para obtener unos resultados óptimos. En cualquier caso, la cirugía de lifting facial y cervical debe pretender unos resultados naturales sin cambiar la expresión y los rasgos faciales del paciente, y alejados del exceso de estiramiento facial que denota artificialidad.